En la rica historia de la Iglesia siempre hubo laicos en la tarea evangelizadora y anunciadora del evangelio:los primeros , claro está, los padres, madres, abuelos.....Nuestra época y sus circunstancias acentúan y requieren también la labor misionera del laico, no sólo en la tarea específica laical propia de consagración del mundo y sus realidades temporales según el espíritu del Evangelio, sino también con el envío para la proclamación directa de la Palabra de Dios. Rezamos por todos ellos, familias a veces en misión, para que su tarea en favor del Evangelio se vea sostenida y fecundada por el dador de fruto a todas nuestras actividades: el Espíritu Santo.[MAGNIFICAT]
