viernes, 6 de marzo de 2015

TERCER DÍA NOVENA SAN FRANCISCO JAVIER

ORACIÓN PREPARATORIA PARA TODOS LOS DÍAS

Eterno Dios, Creador de todas las cosas : acuérdate que Tú creaste las almas de todos los hombres, haciéndolas a tu imagen y semejanza. Mira, Señor, cuántos mueren sin conocerte. Acuérdate, Padre celestial, de tu Hijo Jesucristo, que derramando libremente su sangre, padeció por ellos. No permitas que sea tu Hijo por más tiempo menospreciado e ignorado por los no creyentes, sino que sea reconocido con los ruegos y oraciones de tus escogidos los Santos y de la Iglesia, Esposa bendita de tu mismo Hijo. Acuérdate de todos los hombres y mujeres que no creen en ti. Haz que ellos conozcan también al que enviaste, Jesucristo, tu Hijo, que es salvación, vida y resurrección nuestra, por el cual somos libres y nos salvamos; a quien sea dada la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Aquí se reza un Padrenuestro, Avemaría y Gloria

Luego la reflexión correspondiente al día de la Novena

Después de la reflexión correspondiente a cada día, se pide la gracia que se desee conseguir.

Por último se rezan las dos siguientes oraciones:

ORACIÓN PARA TODOS LOS DIAS

Amabilísimo y amantísimo San Francisco Javier: adoro contigo humildemente a la Divina Majestad y le doy gracias por los singulares dones de gracia que te concedió en vida y por la gloria de que ya gozas. Te suplico con todo el afecto de mi alma, me consigas por tu poderosa intercesión, la gracia importantísima de vivir y morir santamente. Te pido también que me alcances la gracia especial que pido en esta novena...(aquí se piden las gracias espirituales y temporales que se desean). Y si lo que pido no conviene a la mayor gloria de Dios y bien de mi alma, quiero alcanzar lo que para eso fuere más conveniente. Amén.

ORACIÓN FINAL

Oh Dios, que quisiste agregar a tu Iglesia las naciones de las Indias por la predicación y por los milagros de San Francisco Javier: concédenos a los que veneramos la gloria de sus insignes merecimientos, que imitemos, también los ejemplos de sus heroicas virtudes. Por nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina contigo por los siglos de los siglos. Amén.


DIA 3
Predicó la Buena Nueva sin descanso
Luego de recibir el envío misionero, Francisco Javier dedica su vida a predicar la Buena Noticia en todo momento y a todos los que lo rodean. Ya en el barco en que viaja hacia la India, su primer destino, Francisco se encargó de catequizar a todos.

Ya en la India, y después de pasar la mañana en asistir y consolar a los enfermos y a los presos, en hospitales y prisiones miserables, recorría las calles tocando una campanita para llamar a los niños y a los esclavos al catecismo.  Estos acudían en gran cantidad y el santo les enseñaba el Credo, las oraciones y la práctica de la vida cristiana.  Todos los domingos celebraba la misa a los leprosos, predicaba a los cristianos y a los hindúes y visitaba las casas.  Su amabilidad y su caridad con el prójimo le ganaron muchas almas. 

En su tarea solía valerse el santo de los niños, a quienes seguramente divertía mucho repetir a otros lo que acababan de aprender de labios del misionero.  Los paravas de la India, que hasta entonces no conocían siquiera el nombre de Cristo, recibieron el bautismo en grandes multitudes. A este propósito, Javier informaba a sus hermanos de Europa que, algunas veces, tenía los brazos tan fatigados por administrar el bautismo, que apenas podía moverlos.
En la ciudad de Kagoshima (Japón) la predicación de Francisco gana muchas almas para Jesucristo. Algún milagro o gesto heroico le abren las puertas, pero las conversiones son fruto de la argumentación y la discusión, y se producen por convicción: “Al fin de la explicación siempre había disputas que duraban mucho. Continuamente estábamos ocupados en responder a las preguntas... perseveraban muchos días en estas preguntas y disputas; y después de pasados muchos días, se comenzaron a hacer cristianos, y los primeros que se hicieron fueron aquéllos que se nos habían mostrado más enemigos, así en explicaciones como en disputas”.

Oración
Dios y Señor mío, amor frontal del que surge, como manantial, la misión de la Iglesia. Inflama mi corazón de deseos de anunciar la Buena Noticia de que tu Reino ya está en medio de nosotros. Concédeme experimentar un poco del celo misionero de San Francisco Javier que entrego su vida incansablemente a la predicación del Evangelio. Que sepa exclamar como lo hizo San Pablo: "Ay de mi sin no predicara el Evangelio!".

Ayúdame a encontrar la manera y la oportunidad para predicar tus verdades a todos los que me rodean, tanto en lo ordinario de mi vida cotidiana, como en lo extraordinario de la misión más allá de las fronteras. Que mis obras y palabras anuncien en todo momento que soy un hijo Tuyo e inviten a los demás a serlo también.

Señor mío, que me llamaste para estar contigo y me enviaste para predicar el Evangelio. Dame un corazón de Apostol, a quien consume de felicidad la dicha de anunciar el Mensaje que su Señor le ha enviado a predicar, y que proclame tu nombre a todas las naciones, hoy y siempre, y hasta los confines de la tierra. Amen