Contemplar la inmensidad del continente asiático, nos hace pensar en la incapacidad de nuestras fuerzas y posibilidades. Así lo vivían los apóstoles después de la Ascensión. Pero sucedió Pentecostés. Vino la fuerza de lo alto, y el mandato misionero de Jesús se transformó en un “salir” al encuentro del otro más allá de las propias fronteras. Las vocaciones nativas de Asia también son «señal de esperanza» para la Iglesia universal.
jueves, 25 de abril de 2013
Vive una Pascua Misionera día a día: jueves
Publicado
jueves, abril 25, 2013
Por
Misiones Alcalá de Henares