Del 10 al 20 de febrero se ha
celebrado en Roma un curso de misionología para directores diocesanos de OMP en
el Centro Internacional de Animación Misionera (CIAM), muy cerquita del
Vaticano (Desde la sala de conferencias y desde el comedor teníamos “al lado”
la cúpula de San Pedro, y desde las terrazas se podía ver la plaza). Allí nos
acogieron extraordinariamente bien y con suma delicadeza en todo. Participamos
17 directores de España y 16 de Latinoamérica (4 directoras diocesanas, el
director de Lima, seglar y 28 sacerdotes).
El ambiente de comunión fraterna
y amistad que se creó entre todos ha sido una
verdadera bendición. Las ponencias, impartidas por diferentes personas muy
preparadas y vibrando con todo lo que hace referencia a la misión, fueron muy interesantes. Hubo también bastante
tiempo para compartir en grupos más pequeños entre los participantes y todos
juntos con los diversos ponentes.
Tuvimos oportunidad de peregrinar
a Asís el sábado y a asistir a la audiencia general con el Papa Francisco el
miércoles 19.
Entre tantísimo bueno que he
recibido en estos diez días señalaría, por ejemplo, el hecho de que “la Misión
tiene una Iglesia”, es decir, que el Señor cuenta con su Iglesia para
continuar su obra de salvación, y que es toda la Iglesia -¡todas las iglesias
particulares!- a quienes el Señor les confía la evangelización de todo el
mundo.
También me ha tocado mucho que lo
más importante es la actitud de disponibilidad
a lo que Dios pide a cada uno, probablemente sólo a algunos les pedirá ir a
colaborar en la evangelización en lugares donde aún no se conoce el Evangelio o
a colaborar con otras iglesias más necesitadas de evangelizadores y/o de
pobreza material, pero a todos nos pide el Señor la disponibilidad que le
manifestó el pequeño Samuel: “habla, Señor, que tu siervo escucha”, o el “aquí
estoy para hacer tu voluntad”. Disponibilidad y generosidad para ir a aquellos
hermanos a los que el Señor me envíe.
Arturo J. Otero
Director diocesano de OMP de
Alcalá de Henares