jueves, 2 de agosto de 2018

MÓNICA ELIGIÓ UN VERANO MISIONERO

Mónica es consciente de que su experiencia corta de misión en Ecuador no será un camino de rosas pero confía plenamente en la ayuda del Señor.


¿Por qué un mes en Ecuador?
Si tu amigo te recomienda que leas un libro o que veas una película que le ha gustado mucho, estoy convencida de que así lo harás, porque te fías de las palabras de tu amigo y más aún si es tu mejor amigo, el que siempre está ahí y al que más tiempo conoces. Pues eso mismo es lo que me ha pasado a mí: desde que nací (y me atrevo a decir que muchos años más atrás) conocí a quién se ha convertido en mi mejor amigo, en mi compañero de este viaje, en mi refugio, en los brazos a los que acudir en un mal día ( y en uno bueno también), en la pradera en la que recostarme cuando estoy cansada....habló de Jesús, el amigo que nunca falla. Mi amistad con Él es tan bonita, que cuando me habló al corazón y me recomendó que fuese y anunciase la Buena Noticia, no lo pensé ni un instante; tenía claro que quería continuar con la misión que Él mismo había comenzado al bajar del Cielo para lograr que todos seamos las ovejas que siguen y dan la vida por el Buen Pastor. Sé que este viaje no será un camino lleno de rosas, que me encontraré con adversidades y sufrimientos, empezando por el calor, la humedad o los mosquitos, pero sé también que ahí estará Él para ayudarme. ¡Qué gran forma de agradecer a Jesús que dio su vida por mi!
Jesús, gracias por haberme iluminado y encomendado esta labor
Y tú ¡por qué no vas también al mundo entero a anunciar el amor del Padre? Yo sin duda te lo recomiendo