miércoles, 24 de febrero de 2016

LA GENEROSIDAD DE LOS POBRES


¿POR QUÉ LOS POBRES SON MÁS GENEROSOS?

Ya desde el mismo evangelio de la viuda pobre, nos asombramos observando que el corazón de esta pobre viuda fue el más generoso. Con frecuencia escuchamos que los pobres son los más generosos, y nos preguntamos ¿por qué?
Quizá porque ellos comprenden lo que es la necesidad, el hambre, el frío, la humillación de tener que depender de otros para satisfacer las necesidades más básicas.
A continuación les mostramos un precioso ejemplo de la riqueza de corazón de aquellos que son los más pobres.

El colegio en el que el verano pasado se realizó la experiencia misionera de la delegación de misiones de Alcalá de Henares, los niños conocieron la situación que están viviendo los cristianos perseguidos en Irak y en concreto las condiciones de los refugiados.
Ellos, conscientes del sufrimiento de no tener lo más básico, decidieron ser también ellos misioneros y generosos con aquellos que tienen más necesidad. Realizaron diversas actividades: rifas, bingos, venta de manualidades, e incluso cargados de huchas salieron a la calle a pedir para sus hermanos refugiados.
Al finalizar la campaña, habían logrado recaudar 2000$, fruto del esfuerzo y de privarse de lo poco que ellos tienen.

Los alumnos de 2º de Bachillerato enviaron el dinero y una carta al P. Benham Benoka, sacerdote de Irak que trabaja duramente sirviendo a los refugiados.

A continuación presentamos la carta de gratitud con la que respondió el P. Benham



Queridos alumnos de 2º de Bachillerato de la Unidad Educativa de Sagrada Familia.
Me gustaría agradecerles mucho por su donación de 2000 dólares que serán dedicados para las necesidades sanitarias de nuestros cristianos refugiados. Especialmente agradezco y también de parte de los que trabajan conmigo a todas las personas que han dado esta donación a pesar de las dificultades económicas de su querido país Ecuador. Les doy las gracias.

Queridos alumnos:
Primero me quiero presentar. Soy el P. Behnam Benoka un sacerdote católico siriaco de la diócesis de Mosul y Kurdistan/Iraq. Me ordené el año 2004. Recibí mi título en Teología en la universidad Urbaniana y un título de Master en la Santa Croce (Licendiado en filosofía y doctorado en filosofía de la universidad Gregoriana en Roma.
Serví como Rector en el seminario diocesano y vicerrector en el seminario Chaldean de Ankawa. Desde el 6 de Agosto 20014 he estado trabajando con personas necesitadas en Aknawa, Erbil. Observando las grandes necesidades de estas personas junto con la Hna. Diana Momeka fundamos una clínica caritativa para estas personas. Hemos dedicado mucho de nuestro tiempo a estas personas para ayudarles en sus necesidades médicas y otras necesidades humanitarias. Sin embargo, esto no sería posible sin la gracia de Dios y el apoyo de varias organizaciones católicas y no católicas que han sido tremendamente generosos con nuestro ministerio.
Que Dios les bendiga en su misión mientras caminan al lado de Él para servir a su pueblo con amor y compasión. Nuestras oraciones les acompañen durante este tiempo difícil.

La captura de Mosul y Nínive por los ISIS en Junio-Agosto 2014 ha afectado cientos de miles de personas dejándolas desplazados y humillados en la región Kurdistan sin alojamiento y ninguna ayuda humanitaria hasta que la Iglesia tomó la iniciativa para cuidar de estas personas.
Observando las personas tumbadas en las calles durmiendo en tiendas de campaña, parques y edificios destruidos en medio del calor del verano, con una falta de alimento y agua, vimos la necesidad de abrir una clínica, cuando los casos de diarrea, de enfermedades de piel y fiebre eran muchos.

En el principio nuestros medios eran muy limitados. Empezamos con una tienda de campaña para examinar los pacientes en el Santuario de Mart Shmouny en Ankawa donde cientos de refugiados se juntaron para pedir alojamiento y ayuda. Con la providencia de Dios muchos de los refugiados se ofrecieron para trabajar como voluntarios, doctores, farmacéuticos, enfermeros. En el principio era muy difícil especialmente con el tema de la medicina. Teníamos que rogar que nos dieran medicinas en las farmacias locales en Ankawa. El número de pacientes llegó a ser de 500 a 700 cada día.

Nos compraron ocho tiendas prefabricadas para la expansión de la clínica y pudimos usarlas en vez de las tiendas para dar un poco más de dignidad a los que buscaban ayuda médica. También nos ayudaron para abrir otra clínica en la ciudad de Ozal Kaznzan Erbil donde atendemos 1570 familias cristianas, Yazidis y musulmanes Shabakm. Hace unos meses abrimos otra en el centro de Nishtiman para atender a trescientas familias.

Adicionalmente estamos trabajando con la Clínica de San José. Juntos intentamos  proveer medicina para enfermedades crónicas. Empezamos este proyecto en febrero, 2015. Distribuimos medicinas mensualmente a dos mil dos cientos pacientes pero han aumentado a cuatro mil el número de personas con enfermedades crónicas. Nuestra preocupación más grande era pensar que sin la ayuda y la generosidad de las personas de buena voluntad no podríamos seguir adelante. Medicina para enfermedades crónicas son caras y los refugiados no las pueden pagar. Los que acuden a medicinal general diariamente son de 400-500 pacientes.
En las clínicas de Ankawa y Ozal hay 7500-8000 personas cada mes.
Uno de las grandes dificultades que encontramos hoy en día es la falta de medicina, instrumentos para el laboratorio y el departamento dental y soluciones químicas. Otro reto es que los que trabajan y los voluntarios tienen que apoyar a sus familias durante este tiempo tan difícil. Tenemos la esperanza de recibir alguna donación para apoyarles, su ayuda no solamente nos ayudaría a seguir con nuestro ministerio para servir a los refugiados pero también les dará a ellos una razón para creer que no están abandonados. Cada donación es importante para nosotros porque nos ayuda a comprar medicinas para continuar nuestra misión exclusivamente para los refugiados.
Que Dios bendiga cada acto de caridad y esfuerzo en defensa de los más pobres e indefensos.

P. Behnam