miércoles, 17 de febrero de 2016

UNA CUARESMA MISIONERA


La Madre Teresa de Calcuta dijo: “Dad hasta que duela”  El P. Christopher añade: “Y cuando duela… da más todavía”.
Comenzamos la cuaresma y la Iglesia nos propone para prepararnos intensificar la oración, el ayuno y la limosna. Estos 3 pilares, que nos sirven de preparación para la Pascua, muchas veces corren el riesgo de quedarse en teorías o bellas reflexiones pero que no somos capaces de hacerlo vida.
Para poder “aterrizar” estos pilares en nuestra vida concreta, es muy bueno ofrecerlos por intenciones concretas. En el Año de la Misericordia te proponemos vivir la Cuaresma Misionera, en la que tus oraciones, sacrificios y limosnas, vayan dirigidos a saciar la necesidad de los que más sufren.
Estamos poniendo en tus manos unas huchas.  En ellas hay una intención de oración por un misionero, una persona como tú y como yo, pero marcada intensamente con el sello del Amor de Dios, capaz de dar la vida por los otros, en un sacrificio constante, lejos de sus hogares, de su país, de su cultura, porque han descubierto que su patria es el Cielo. El ayuno se ofrece por un país sufriente, bien por el azote del hambre, o el azote de la guerra.
Por último la limosna. Estos misioneros dan su vida, que es lo que tienen, pero solo podrán saciar las necesidades de nuestros hermanos, si nosotros somos capaces de renunciar no solo de lo que nos sobra, sino incluso a veces a aquello que pensamos que nos hace falta, para compartirlo con otros que lo necesitan mucho más.

De parte de lo más pobres en cosas materiales, pero muy ricos en el amor de Dios, te doy las gracias. Te animo a no ser egoísta, sino a dar, como decía Madre Teresa de Calcuta: “Hasta que duela” Si cuando entregues la hucha no ha dolido, entonces pide a Dios la gracia de un corazón generoso, y continúa dando.  Dios te bendiga.

Puedes hacer la entrega de esta hucha “cuando esté llena” (al finalizar la Cuaresma) En la delegación de misiones del obispado de Alcalá.