La Madre Teresa de Calcuta dijo: “Dad hasta que duela” El P. Christopher añade: “Y cuando duela… da
más todavía”.
Comenzamos la cuaresma y la Iglesia nos propone para
prepararnos intensificar la oración, el ayuno y la limosna. Estos 3 pilares,
que nos sirven de preparación para la Pascua, muchas veces corren el riesgo de
quedarse en teorías o bellas reflexiones pero que no somos capaces de hacerlo
vida.
Para poder “aterrizar” estos pilares en nuestra vida
concreta, es muy bueno ofrecerlos por intenciones concretas. En el Año de la
Misericordia te proponemos vivir la Cuaresma Misionera, en la que tus
oraciones, sacrificios y limosnas, vayan dirigidos a saciar la necesidad de los
que más sufren.
Estamos poniendo en tus manos unas huchas. En ellas hay una intención de oración por un
misionero, una persona como tú y como yo, pero marcada intensamente con el
sello del Amor de Dios, capaz de dar la vida por los otros, en un sacrificio
constante, lejos de sus hogares, de su país, de su cultura, porque han
descubierto que su patria es el Cielo. El ayuno se ofrece por un país
sufriente, bien por el azote del hambre, o el azote de la guerra.
Por último la limosna. Estos misioneros dan su vida, que es
lo que tienen, pero solo podrán saciar las necesidades de nuestros hermanos, si
nosotros somos capaces de renunciar no solo de lo que nos sobra, sino incluso a
veces a aquello que pensamos que nos hace falta, para compartirlo con otros que
lo necesitan mucho más.
De parte de lo más pobres en cosas materiales, pero muy
ricos en el amor de Dios, te doy las gracias. Te animo a no ser egoísta, sino a
dar, como decía Madre Teresa de Calcuta: “Hasta que duela” Si cuando entregues
la hucha no ha dolido, entonces pide a Dios la gracia de un corazón generoso, y
continúa dando. Dios te bendiga.
Puedes hacer
la entrega de esta hucha “cuando esté llena” (al finalizar la Cuaresma) En la
delegación de misiones del obispado de Alcalá.