Valeria Intriago (2000-2016) era aspirante de las Siervas del Hogar de la Madre. Con sus quince años, era la más joven de las chicas que fallecieron con la Hna. Clare Crockett en el terremoto que asoló Ecuador el 16 de abril de 2016. Un precioso fruto de la labor misionera de la Iglesia, que sana y cura los corazones heridos a través del encuentro con el amor de Jesús.
La tragedia estalló en la vida de Valeria cuando ella tenía solo dieciocho meses de edad. En efecto, el 9 de diciembre de 2001, fue testigo del asesinato de su madre. Su padre la mató delante de ella dándose a la fuga. Toda su infancia quedó marcada por este acontecimiento y sus dolorosas consecuencias. Con once años, una beca de los Grupos Misioneros del Hogar de la Madre le permitió entrar como alumna de la Unidad Educativa Sagrada Familia de Playa Prieta, dirigido por las Siervas del Hogar de la Madre. Si a nivel humano la vida de Valeria dio un vuelco, a nivel espiritual la transformación fue completa. Conoció al Señor, conoció su amor y el Señor pudo curar las heridas de su alma. En su diario dejó escrito:
«Sí, he perdonado a la persona que más daño me ha hecho, que me causó un daño tremendo, mi papá, que me hizo algo terrible, que no se le hace a ningún hijo: dejarle sin madre y salir huyendo (…). Sí, con sinceridad, y desde lo más profundo de mi ser, lo perdono porque lo quiero y quiero que se salve. Además, ¿quién soy yo para no perdonar al que me hace daño, si Jesús, que es grande, perdonó a los que le hicieron daño y causaron su muerte?».
En el documental intervienen las hermanas que la conocieron, la hermana que fue su guía espiritual y la que fue su formadora una vez entró como aspirante. Intervienen también su abuela y su tía maternas, sus compañeros de colegio. Todos ellos fueron testigos de la transformación que vivió Valeria, hasta llegar ese día que recuerda la Hna. Mercy Alcivar: «En esa vela de adoración le dijo al Corazón de Jesús: “Los mejores años de mi vida son para Ti. ¿Para qué hacer esperar a un Dios tan bueno que me ama siempre?”». Desde ese momento, Valeria tenía un solo deseo: «¡Ir al cielo a ver al Señor!».
Pueden ver el documental en este link: