Visita a la madre de Benjamín, misionero de nuestra Diócesis en Bangladesh.
Ayer tuvimos la ocasión de
conocer a la madre de uno de nuestros misioneros. La señora Valentina, de 83
años.
Fue impresionante ver cómo se
emocionaba cuando hablaba de su hijo Benjamín y de lo que ha supuesto para ella
tener un hijo misionero.
Benjamín es misionero Javeriano
desde hace más de 25 años, de hecho, como nos contó su madre y pudimos ver en
algunas fotografías, el pasado septiembre cumplió las bodas de plata de su
ordenación sacerdotal (que no como religioso).
Benjamín está desde entonces en Bangladesh, lugar que
dos de nuestros misioneros diocesanos visitarán durante el próximo mes de
agosto.
Nuestra visita se realizó en un
ambiente muy cordial, estuvimos presentes D. Arturo, delegado de misiones y
director diocesano de OMP; Conchi y
Patxi (los misioneros que irán a Bangladesh); Nieves, también misionera y del
mismo pueblo que Benjamín (Ambite), y Almudena, secretaria de la delegación.
Además nos acompañó una tía de Nieves y vecina de la familia.
Valentina, la madre, nos confió
cuánto echaba de menos a su hijo, aunque gracias a las nuevas tecnologías podía
hablar frecuentemente con él. Algo que cuando se fue, no se podía realizar. En
aquel entonces la comunicación era por carta, y podía llegar a demorarse hasta
veinte días.
Ella recordaba con especial
cariño sus dos visitas allí, y aunque tuvieron lugar hace más de veinte años,
las narraba como si hubieran sucedido ayer. Las familias que visitó, los
lugares por los que tuvo que pasar, la falta de comunicación por no conocer el
idioma… ¡las dificultades de un misionero vistas por los ojos de su madre! Ella
le pide que vuelva, que esté más cerca, pero sabe que su lugar es allí, entre
sus niños del orfanato y su gente, sabe que su hijo está haciendo una buena
labor, y que Dios le pide su presencia en esas tierras tan lejanas.
Nos despedimos de ella con
emoción, con muchos abrazos y recuerdos para su hijo, un queso para él (los
productos de la tierra se echan mucho de menos), algo de dinero para su misión,
y semillas para poder gestionar un huerto allí con tomates, judías, pepinos…
También nos hicimos algunas fotos para el recuerdo y prometimos volver en
septiembre para compartir la experiencia y más fotos.
Pasamos un rato muy agradable, y
le damos gracias a Dios por poder conocer esta cara de la misión.
Almudena López